Converso con amigos, con clientes y escucho a la gente hablar sobre lo bueno o lo menos bueno (que no lo malo) que tiene viajar en crucero.
Porque yo entiendo que no es lo mismo “hacer un crucero” que “viajar en crucero”.
Hacer un crucero, bajo mi punto de vista, es embarcarte en un buque más o menos espectacular y disfrutar de todo lo que te ofrece un barco en cuanto a diversión, gastronomía, bebida, etc., además de tener la posibilidad de conocer algún que otro lugar donde el barco atraque o fondee. Este es el concepto que muchos tienen de “hacer un crucero”, hay personas que ni siquiera bajan del barco a conocer la ciudad donde llegó, dicen que ya la conocían o que simplemente prefieren quedarse "haciendo pilates", no lograré entenderlo nunca pero lo respeto.
A mi personalmente, me gusta “viajar en crucero”, aunque no soy un experto crucerista, me gusta conocer nuevos destinos, nuevas culturas y amanecer cada día en una ciudad o continente distinto a bordo de un hotel flotante. Contemplar llegadas y salidas de puertos impresionantes, disfrutar de atardeceres en el atlántico, el caribe o el mediterráneo, aprovechar la atalaya que te ofrece la cubierta número doce de un barco para fotografiar una ciudad como probablemente no pudieras hacerlo viajando de otra manera.
Me gusta “viajar en crucero” porque de otras pocas formas se pueden recorrer más de 3000 kilómetros en una semana y conocer cuatro, cinco o seis países distintos y saltar entre dos continentes como si nada.
Porque yo entiendo que no es lo mismo “hacer un crucero” que “viajar en crucero”.
Hacer un crucero, bajo mi punto de vista, es embarcarte en un buque más o menos espectacular y disfrutar de todo lo que te ofrece un barco en cuanto a diversión, gastronomía, bebida, etc., además de tener la posibilidad de conocer algún que otro lugar donde el barco atraque o fondee. Este es el concepto que muchos tienen de “hacer un crucero”, hay personas que ni siquiera bajan del barco a conocer la ciudad donde llegó, dicen que ya la conocían o que simplemente prefieren quedarse "haciendo pilates", no lograré entenderlo nunca pero lo respeto.
A mi personalmente, me gusta “viajar en crucero”, aunque no soy un experto crucerista, me gusta conocer nuevos destinos, nuevas culturas y amanecer cada día en una ciudad o continente distinto a bordo de un hotel flotante. Contemplar llegadas y salidas de puertos impresionantes, disfrutar de atardeceres en el atlántico, el caribe o el mediterráneo, aprovechar la atalaya que te ofrece la cubierta número doce de un barco para fotografiar una ciudad como probablemente no pudieras hacerlo viajando de otra manera.
Me gusta “viajar en crucero” porque de otras pocas formas se pueden recorrer más de 3000 kilómetros en una semana y conocer cuatro, cinco o seis países distintos y saltar entre dos continentes como si nada.
Es como yo entiendo “viajar en crucero”, eso es para mi lo principal “hacer un crucero” es solamente complementario.
Puesta de sol en el atlántico a estribor de un crucero
La costa africana desde la cubierta 12 de un crucero