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4 de septiembre de 2015

El café de la tarde


Hoy el café de la tarde me sabe muy distinto.

El aroma que desde hace años me llega al olfato y el sabor a mi paladar es tremendamente diferente, sencillamente no es el mismo y no porque el tipo de grano, el establecimiento, la compañía (aunque estoy solo) o el camarero que lo sirve sea otro.

El café de la tarde de hoy sabe distinto emocionalmente hablando, este café me sabe a victoria.

Pero que curioso, es un sabor amargo también, lleno de contrastes y que aún tomándolo en un momento que debería ser de euforia por lo conseguido, se torna en recuerdos de un pasado reciente, en lamentos y en un camino duro, muy duro que llega a una nueva meta pero que en ningún caso llega al final.

Pensar constantemente en escenarios de futuro provoca, irremediablemente, que descuides y no disfrutes el presente como se merece.

 

Ninguna victoria es agradable ni satisfactoria cuando en el camino han quedado víctimas, corazones rotos, abrazos perdidos y besos olvidados. Ningún triunfo es meritorio si para ello tu alma esta dolida, tus heridas aún supuran y siguen sin cauterizar en cicatriz aunque el tiempo, que gran verdad, lo cura todo.

Mi victoria de hoy es sólo la victoria de lo justo, donde decidir triunfa sobre indecisión, cuando actuar le gana la batalla a inhibirse y por supuesto, cuando el “hasta aquí hemos llegado” conquista al “ya veremos que pasa mañana”.

Es maravilloso sentirte victorioso cuando por mucha materialidad que te llega de repente es tan sumamente secundario si tus valores, tu convicción de lo justo y tu innata humildad envuelta en un traje de vanidad quedan por encima de todo lo que el dinero pueda comprar.

No estoy orgulloso de mi triunfo, porque viene de un estrepitoso fracaso. Pero si estoy tremendamente orgulloso de ese día, como tantos, que me miro en un espejo y digo: basta ya amigo, esto no puede seguir así, es el momento de intervenir en ti mismo, de pulir tus propios ojos para que vuelvan a brillar como sabes que lo hacen, de sacar lustre a la coraza emocional y sentimental que día a día, capa a capa, has ido forjando a base de desamor, decepciones y engaños. Me siento orgulloso de lo ganado porque el triunfo no es sólo mío, como en una carrera no eres nadie sin el apoyo de la gente de afuera, de los que de verdad te aman y respetan que tropieces una y otra vez, que te estrelles contra ese muro que tú levantas y que tú mismo debes derribar con tus actos.

Mi victoria es también de ellos, son muy pocos, pero hoy sienten como yo.

Siento de verdad que otros pierdan. Yo también acabé derrotado muchas veces, pero en el fondo de todo, de las derrotas se aprende más que de las victorias, desde el suelo el cielo es más amplio, desde atrás puedes ver que hay delante y con los ojos cerrados puedes imaginar lo que quieras porque es más bello aquello que sientes con tu voluntaria y derrotada ceguera que aquello que tu victoria puede ver claramente.

Ha llegado la hora de actuar, no esperes ni un solo momento. Puede que pierdas de nuevo, será lo más probable porque la injusticia prevalece en la mayoría de los casos sobre la justicia, pero si no actúas, si no saltas al vacío, si el miedo y el temor al destino le ganan la batalla al paso al frente, no tendrás la oportunidad jamás de sentir lo que hoy yo siento y te puedo garantizar que aunque un olvidado rincón de mi corazón vuelve a sentirse triste, te aseguro que merece la pena intentarlo.

Inténtalo porque hay tardes, de verdad, que el café sabe muy distinto...

4 de julio de 2015

Quiero que sepas

 
Un día, cuando menos te lo esperas, aparece un ángel.

Nada tiene sentido, la vida te da la espalda y el lado más cruel que toca vivir, el cuello está más cerca del fango que de la copa de los árboles y el aire sopla ráfagas en tu contra sin dejarte avanzar en esta aventura y apasionante historia llamada vida.

Todos hemos pasado alguna vez por eso, si te crees afortunada o afortunado por no haberlo vivido, te equivocas, para alcanzar y valorar según que cosas en la vida tienes que haber sentido que el mundo se hunde a tus pies y que el resplandor de la luz al final del túnel parece que no llega nunca.

Apuestas a perdedor y pierdes, bebes de la botella y te manchas, nada puede salirte peor y sale sin duda, pero quiero que sepas que es en ese preciso instante de mi vida cuando apareces y te encuentro, cuando gente como tú llegan a la vida de personas como yo, cuando surge la magia y el hechizo como salvoconductos al todo en forma de temores enmascarados de valentía, cuando me niego a creer y creo, cuando ante mi tengo un sueño y lo agarro fuertemente para que permanezca en mi interior por un solo momento, si esa es mi fortuna momentánea o siempre, si ese mi destino.

Quiero que sepas que nada sabe igual, que nada huele igual, que nada brilla igual desde aquella primera vez.

Quiero que sepas que mi piel memoriza tu tacto, que mis ojos reflejan tus hombros, que mis manos tocan tu pelo y que mis labios besan al aire aunque no estés, aunque tu presencia sea inmaterial y no la posea.

El latir de mi corazón crece a pulsaciones desatadas, la mirada se me pierde por mil y un rincones de tu estampa y soy poseedor del mapa de cada palmo de tu piel, porque has tenido la gentileza de ofrecérmela, de entregármela y hacerla mía aunque sólo hubiese sido por un instante. Quiero que sepas que con eso me vale y quiero que sepas que un solo contacto, una sola noche, un solo beso y una sola sonrisa es suficiente.

No hay reto, ni sueño, ni meta que alcance si no eres partícipe de ella, no hay palabra que no lleve impregnado tu ser, no hay doctrina en la que crea si tú no eres creyente, no hay día y noche si no lo comparto con el tuyo y la tuya, puede pasar el tiempo y no verte y puedo verte aunque el tiempo pase y eso, quiero que lo sepas.

Lo que soy es gracias a ti.

A cien paseos en silencio, a mil conversaciones con punto y final y otras mil sin poder acabarlas. La calma que mi palabra otorga, el aliento entrecortado que mis labios sosiegan en ti y renunciar a la felicidad permanente e inexistente en busca de los momentos únicos, inesperados, plenos y felices. Quiero que sepas que es gracias a ti y a todo lo que has aportado en mi por sencillo que pueda parecerte, por insignificante, corto y único que haya sido el momento.

Quiero que sepas que contigo el tiempo no lo mido en días, semanas, meses o en años. 1, 2 ,3, 4, 5... que aburrido ¿verdad? lo mido en sonrisas, en caricias, en palabras y momentos que quedan grabados a fuego en mi mente y sellados con tu piel en mi cuerpo.

Ningún amanecer volvió a ser igual desde que la luz del día atravesó las fisuras de aquella ventana, ninguna luna llena se reflejó como aquella en la que me hiciste creer desde tu paraiso, ni la oscuridad volvió a ser la misma porque en ella aportas la tenue luz que necesito para orientarme en los entresijos de ti, ningún atardecer da paso a la noche sin que emerja en mi el deseo de aquella aventura prohibida que robamos a la conciencia y al sentido común como dos seres sin nombre y apellidos, sólo cuerpo y alma, sólo piel con piel, y eso quiero que lo sepas.

Quiero que sepas que eres el destino de este loco soñador y aventurero de brújula desorientada, que aunque el sendero sea uno, no hay prisa por atajarlo. Que aunque yo marco sur, tu eres norte, que si eres mar, soy montaña, si eres sol yo soy luna. Tu eres camino y único destino, yo soy vereda en diferentes sentidos que convergen en ti, porque tú eres final y principio, el primer y último paso.

Tanto por aprender, tanto por vivir, tanto por sentir, tanto por gozar y quiero que sepas que todo empieza cada día, el contador de momentos y recuerdos siempre tiene cuerda y sitio para almacenar millones de nuevas historias, de vesanias aventuras y recuerdos con forma de locura.

Quiero que sepas que mil batallas perdidas no impiden mi victoria en la guerra, que a un tropiezo en el camino lo siguen diez pasos firmes y que el futuro no existe más allá de lo que el presente me otorga y me ofrece cada día para disfrutar.

Eres pasado y futuro que se unen a un presente vivo e intenso cuya filosofía es la que tú me has enseñado porque el tiempo es uno, el momento es único y nada pasa, todo queda, todo es presente porque la huella que deja no muere, no se marchita ni se desvanece convirtiéndose en pasado, se aviva y riega cada día para soñar con ser flor de futuro y pétalos interminables.

Quiero que sepas que las palabras fluyen solas, que habla mi corazón cautivo y escribe mi alma soñadora. Que la tinta es mezcla de herida en sangre y lágrimas emocionadas, que el papel es mi cuerpo y mi piel donde reposan besos desprendidos de aliento falto, palabras susurradas al oído y grabadas de modo selectivo en esa memoria que recuerda lo que siente y borra lo que quiere.

Eres lava del volcán, eres grito en el silencio, fuerte viento y no erosiona, eres cabo donde hay nudo, eres paso firme de un tortuoso camino, eres fuerza en la muestra de debilidad, eres balsa en el aceite, quietud en la marea y calma en la tormenta.

Quiero que sepas que soy tú, quiero que sepas que no soy nada, quiero que sepas que lo soy todo.

Quiero que sepas...

 

19 de febrero de 2015

Decidir

Acabas de perder tu empleo, no sabes ni cómo ni porqué, se han producido unos acontecimientos a los que no das crédito pero algo por lo que día a dia llevas luchando durante tanto tiempo se te esfuma de las manos.

Estás frente a una pantalla de ordenador, has redactado un email y sientes que todo está perdido pero tu interior, tu dignidad y tu verdad te dicen que des el paso, que te tires a la piscina y que no pierdes nada por pulsar el botón de “enviar”.

Pulsado, enviado y decidido. No sabes si has salvado tu empleo, tu puesto de trabajo por el que tanto has apostado pero has dado el paso, has tomado una decisión y es la correcta.

Desde que tenemos uso de razón estamos tomando decisiones en nuestra vida. Decidimos romper a llorar para poder comer en nuestros primeros meses, decidimos luchar contra el equilibrio en nuestros primeros pasos y decidimos que nuestra inocencia muestre la esencia de nosotros, como seres humanos, para con los que nos rodean.

En la vida mientras más decisiones tomemos más crecemos como personas, la vida sin toma de decisiones es demasiada aburrida y con exceso de las mismas puede ser demasiado arriesgada y localizada frecuentemente al borde del abismo y del riesgo extremo permanentemente.

Si cada día que pasas no tienes que tomar distintas decisiones, no cambio tu vida por la mía llena de ellas en cada momento.

En mi vida, como en la tuya, ha llegado el momento de tomar decisiones relevantes, de esas que pueden cambiar el curso de tu día a día para siempre. Ha llegado nuestro primer día del resto de nuestra vida, ha llegado el momento del cambio, de correr riesgos, de sentir como la adrenalina se queda a vivir en tu cuerpo por una temporada, se instala en tu riego sanguíneo, en el latido de tu corazón, en el erizado de tu piel y en el rubor de tus mejillas.

Llegó el momento de decidir para que tu escenario de futuro inmediato cambie, que aquello que sueñas se cumpla y la toma de decisiones cobre sus frutos. Llegó el día en que no tenemos miedo al cambio, en que nuestra alma soñadora y aventurera debe prevalecer sobre nuestro cerebro conservador.

Levántate del sofá, cambia de hábitos, busca tu felicidad, tus momentos de plenitud. Deja atrás aquello que no encaja en tu orden establecido y di no. Pronúnciate en negativo para que la actitud cambie a positivo.

Ya vale de miedos y de temores, ya vale de otorgar oídos al pesimista, al que su impotencia mental y emocional solo le permite poner trabas a aquellos que decimos sí puedo y si quiero. Ya basta de dar cabida en nuestras vidas a las voces discordantes, perturbadoras y pesimistas que su fracaso vital por carencia de toma de decisiones importantes en sus inapetentes y sosas vidas hacen o intentan que las nuestras sigan su miserable camino.

Yo decidí hace años cambiar, decidí dejar atrás toda una vida. Amigos, familia, aficiones, costumbres y hábitos para buscar un futuro distinto y comprender que el primer paso, la primera piedra para que todo cambie hacia bien es la decisión en si misma.

Pero ojo. Dejar atrás no es olvidar, dejar atrás es posicionar en el lugar que corresponde a las personas y sus circunstancias. Dejar atrás no es perder ni abandonar, dejar atrás es saber que ahí están para siempre. Personas, amigos, familia, recuerdos... se dejan atrás pero ni abandonan ni se olvidan por que en cualquier momento necesitas buscar en los rincones olvidados de tu alma y allí se encuentra aquello que dejaste atrás esperándote con los brazos abiertos porque siguen siendo tus amigos, tu familia y tu casa. Y si vuelves la vista atrás en algún momento y no están es que nunca fueron parte de tu vida, simplemente testimonio de lo absurdo e innecesario.

Ha llegado el momento de mirarse al espejo y ver quien hay dentro del reflejo, ha llego el momento de decidir que hacer con nuestras vidas, que hacer con nuestro trabajo, con nuestro futuro, con nuestro negocio, con nuestra pareja, con nuestra familia, con nuestro dinero y lo más importante, ha llegado el momento de decidir por nosotros, de manera y forma egoísta, sin contemplar los daños colaterales y futuros, decidir que un paso atrás no es una retirada, es coger impulso para la carrera.

Decidir que ya es hora de decidir.

Que las decisiones sopesadas, infinitamente meditadas, eternamente dudadas y externamente consultadas a veces lo único en lo que se convierten es en indecisiones y falta de coraje y arrojo que no nos llevan a ningún lugar. Que aquellas decisiones de un paso al frente, de escuchar a tu interior y tu corazón, a la larga, son más provechosas y determinantes en tu vida porque lo que creemos como conciencia, a mi parecer, vive mucho más cerca de nuestro iluso corazón que de nuestra inteligente masa cerebral.

Y si te equivocas en la decisión pues no pasa nada. Tomar la decisión incorrecta o inadecuada no es cometer un error, el error es cruzarse de brazos y dejar pasar el tren sin saber que ocurrirá si te subes a él y acometes la aventura, asumes el riesgo y te estrellas si es necesario.

En mi caso, la vida, mi vida está llena de decisiones importantísimas y he aprendido tanto de aquellas en las que fracasé como de aquellas en las que a día de hoy sigo disfrutando y embarcado en este crucero que es la vida.

Mientras tengamos cosas que decir, decisiones que tomar estaremos y nos sentiremos vivos.

Cambiar de trabajo, de profesión, correr tu primer maratón, montar un negocio, tener hijos, casarse, separarse, dar el primer beso, regalar un te quiero, vivir una aventura, tomar la última copa y marcharse o la penúltima y quedarse, subir al tren y bajar en la estación que no esperabas y decidir, decidir y decidir...

Enhorabuena por decidir si lo has hecho alguna vez y felicidades si lo has hecho recientemente por que decidir nos hace libres, por que el primer paso para llegar donde deseas es decidir no quedarte donde estás.

Ya es hora de seguir soñando, de ir contracorriente y luchar por aquello que creemos que es lo mejor para nuestras vidas y que curioso, para todo ello es necesario tomar una decisión importante.

Decide.

5 de enero de 2015

39 y...

Cuarenta sí, treinta y nueve... y cuarenta.

Cuatro décadas dando por saco en esta historia, cuatro décadas ya soportándome sin tregua alguna, cuatro décadas viviendo y soñando.

Cuarenta años son los que ya soplo y han pasado así, como si nada, sin darme cuenta, o dándome cuenta de lo preciso, aprendiendo año tras año de todo lo que la enciclopedia que en vez de páginas suma días, me ha ido mostrando. He aprendido tanto de mis errores y de los errores que han cometido aquellos con los que he compartido vivencias, que lo que aprendí por mi mismo del buen hacer propio y ajeno apenas tiene relevancia.

Es maravilloso vivir y cumplir años. Es increíblemente maravilloso sumar y no restar. Por que hay personas que piensan cada día que pasa como uno menos y otros pensamos que hemos sumado uno más. Uno más en el que acertar errando, en el que amar desamando, en el cumplir soñando y en el que morir viviendo.

Ocho lustros de mala memoria general, hay tanto que no me interesa ni quiero recordar, pero de mucha memoria selectiva, hay tanto imborrable e inalterable.

Cuarenta años en los que viví casi de todo, el amor, el desamor, la amistad, la traición, la fidelidad y la infidelidad, la lealtad y la deslealtad, la verdad, la mentira, la pasión, la depresión. Toqué el cielo, pisé el barro, no me falto de nada materialmente hablando y fue cuando más pobre y vacío me sentí. Me faltó de todo materialmente hablando y es cuando más rico me he sentido nunca.


Muy poca familia, la justa que te ofrecen dos extraordinarios padres que son hijos únicos y una hermana fruto de su amor, poco a poco crece, con el mejor regalo en años para todos, pero es la mejor familia posible, sin duda alguna y así me lo demuestran cada día. Muy pocos amigos pero los mejores que hay encima de la faz de la tierra, seres transparentes, sin dobleces. De los que no me han preguntado jamás poque me he caído cuando me han visto en el suelo sino que directamente me han levantado del mismo sin interrogar, sin juzgar y me han ayudado a continuar la marcha.

En eso consiste la amistad verdadera.

Y muchos, muchos y muy buenas personas que conozco, mucha gente a mi alrededor en mi día a dia con los que de un modo u otro he compartido momentos inolvidables y experiencias que quedaran en lo más profundo de mi alma para siempre.

Cuarenta años a mis espaldas y me siento hijo, aún sigo embriagado del sentimiento de ser hijo y espero que permanezca en mi interior durante muchos años. Puedes ser padre y abuelo y seguir sintiéndote hijo. Nunca eres lo suficientemente mayor si en lo más profundo de tu ser sigues teniendo ese indescriptible sentimiento.

Si te sientes hijo, aún eres joven tengas la edad que tengas.
Y gracias a ti, estés leyendo esto o no, por que seguro que parte y mucho de lo que soy te lo debo a ti, a tantos momentos de los que hemos sido cómplices, de los que has escuchado mi consejo o de los que yo he sido el aconsejado por tu sabia palabra. Gracias a ti, por enseñarme a vivir, por regalarme innumerables momentos de felicidad, por hacerme un hombre, por saber decir no cuando es no y sí cuando sí lo es, y por hacerme sentir que la vida es un sueño, que cada momento que vivo es como el último que pueda quedarme, por darlo todo sea cual sea el intenso momento que me ocupe pensando en que no exista un mañana y gracias sobre todo por hacerme ser parte de lo más importante de la vida de alguien, tu propia vida, tus propios momentos y lo más valioso que posees, el tiempo de que se compone. Una palabra, una mirada, un gesto, un beso, un abrazo por muy poco que creas que ha sido, ha sumado en mi haber como persona.

Y por supuesto gracias a ti VIDA, por regalarme todo lo que me has regalado, por permitirme llegar a los cuarenta en el mejor momento personal de mi “corta” vida. Por toda la salud que hasta hoy me ofreces, sigue portándote así amiga, que todo lo que me ofrezcas lo convertiré en ti misma, en vida y en sueños.

Gracias VIDA por que cuando miro a mi alrededor sólo veo bien, paz, amor y fortuna (inmaterial). Y gracias por mostrarme el camino hacia la felicidad y decirme cual es ese sendero, pero dejándome libertad para caminarlo con firmeza y tesón, en ese complicado laberinto que es cada día que pasa, cada año que pasa y del que siempre he sabido encontrar salidas y ver luz en las sombras y hacer de lo oscuro una coraza para este soldado que aún le queda tanta lucha y tanta batalla por librar.


Amanecerá este 5 de enero como los últimos cuarenta y mientras pueda, disfrutaré de la oportunidad que me brinda esta fecha para seguir demostrándome que todo lo que una persona se propone en la vida lo consigue, que las distancias no las marcan los kilómetros sino las personas y los silencios, que en la vida por muy jodido que estés debes luchar por ella por que es sencillamente maravillosa y por que siempre hay alguien que estando mucho peor que tú es capaz de poner una sonrisa a su pesadilla mientras tú, frunces el ceño y te deprimes por lo que él o ella daría parte de su ser por vivir lo que tu vives en tu peor escenario.

Ojala me queden otros cuarenta años por vivir y después otros cuarenta más y así mientras pueda seguir soñando y seguir viviendo apasionadamente como lo hago en cada instante que me ofrece esta aventura llamada vida, pero eso no será posible, al menos los terceros cuarenta. Algún día, espero que tarde mucho me tendré que reunir en esa “salita de estar” donde seguro que están aquellos que se hayan quedado en el camino y revivir mi vida y los momentos que con ellos tuve y me sirvieron para ser lo que soy como persona.

En esa pequeña salita de estar, donde de momento están dos de mis estrellas, dando luz a esas complejas salidas del laberinto y poniendo sus manos en mi hombro y tirando de mis brazos hacia arriba cuando desfallezco.

Os quiero Abuelos y os siento por que sólo desaparecen de nuestras vidas y se ausentan aquellos que abandonan los corazones de los que quedan.

Dios quiera que pueda disfrutar aún mucha vida y dar mucha vida a los que me rodean, y vibrar, y sentir, y buscar la felicidad sin esperar a que llegue, y luchar, y bailar, y cantar, y correr, y caminar, y amar, y amar, y amar...

Ojala podamos vivirlo juntos de la mano, tomando un café y una tarta, o una caña en cualquier bar, corriendo por el monte o el asfalto, en la cumbre de esa montaña inalcanzable tiempo atrás, cruzando la meta de un maratón en cualquier ciudad del mundo, a la orilla del mar donde rompen las olas, bajo las trabajaderas o delante de un paso al cobijo de una bulla de Semana Santa, viajando alrededor del planeta una y otra vez, bajo una mágica luna como tantas me han embrujado y que hoy aparece llena como regalo del cielo para este día tan especial, bailando bachatas y salsas sin parar, recitando poemas a Sevilla en la distancia, saltando en un concierto a voz en grito, vibrando en una grada con mi gente y cantando el himno de los himnos pero juntos, juntos, siempre juntos...

39 y...

Cuarenta.

(TS...)

16 de diciembre de 2014

Entrenar la mente (vía soyrunnatico.com)

Amanece un domingo cualquiera, te sientes cansado y tienes un entrenamiento que no puedes saltártelo, es imprescindible para tu preparación.

Pero llueve, arrecia la lluvia y no para de llover.

Miras el tiempo y parece que a partir de las seis de la tarde mejora algo y esperas. Seis, seis y media y sigue lloviendo.

Salgo a entrenar, hoy siento la necesidad de respirar profundamente aire limpio y empapar mi rostro de lluvia, no llevo crono, no tengo hora.

Sumo zancadas una tras otra, una interminable llovizna no cesa de empapara el asfalto y empiezo a acumular sensaciones que me llevarán un kilómetro tras otro hasta sumar aproximadamente quince o dieciséis.

Ha sido un entreno en el que la mente no ha dejado de dar vueltas, de escribir artículos sin papel, de recitar pregones para un sueño que permanece en secreto, de recordar y desear encuentros como tantos y como muchos que este deporte me entrega y me regala día a día, de dar pasos al frente, sólo hacia atrás para coger impulso.

Flickr photo by antony_mayfield

Si quieres algo, si te apetece algo. Hazlo!!!

No esperar a que la vida te regale nada, a que el tren pare frente a ti cuando, a veces, nos debemos subir a él, aun estando en marcha.

Sigo dando pasos, a un ritmo cómodo, amueblando espacios desordenados en mi cabeza y cruzando metas de maratones futuros, de carreras que para mi hace muy poco eran impensables conseguir por la distancia, por el esfuerzo y por la dedicación que requieren, pero ahora no, ahora no tengo límites, no quiero marcarme un meta definitiva, quiero metas volantes hacia un destino desconocido, hacia un arco de meta donde no aparezca la palabra "Finish".

Corro por calles donde un domingo soleado se pasean miles de personas y esta desapacible tarde apenas media docena de locos como tú se lanzan a ellas quizás para buscar el mismo reto que yo, no es normal, gente abrigada oculta en sus coches que esperan el verde de un semáforo te miran, te observan diciendo: ese tío está loco ¿con la que está cayendo y sale a correr? ¿no tendrá otra cosa que hacer?

Sí, tengo otras muchas cosas que hacer pero he decidido hacer ésto, salir a correr, desconectar de todo, quemar zapatillas, mojar mi ropa, construir nuevos retos. He decidido hacer una de las cosas que más me gustan en esta vida: Soñar despierto.

Hoy, aún teniendo que hacer una tirada larga marcada en mi plan de entrenamiento, aún siendo el principal objetivo sumar kilómetros a mis piernas, cerrar una semana más o una semana menos de un cuadro de entrenos para un objetivo cercano, hoy sin darme cuenta he entrenado algo que es mucho más importante, quizás que todo eso, hoy he entrenado mi mente.

¿Piernas? Bien, pero cargadas.
¿Ritmo cardíaco? Un pelín alto, pero estable.
¿Ritmo de carrera? 6 minutos/kilómetros aproximadamente.
¿Punto de forma? Mejorable, en proceso.

¿Mente? Perfecta.

5 de octubre de 2014

Úbeda

Cerca de Úbeda la grande,
cuyos cerros nadie verá,
me iba siguiendo la luna
sobre el olivar.

Una luna jadeante,
siempre conmigo a la par.
Yo pensaba: ¡bandoleros
de mi tierra!, al caminar
en mi caballo ligero.
¡Alguno conmigo irá!

Que esta luna me conoce
y, con el miedo, me da
el orgullo de haber sido
alguna vez capitán.

Antonio Machado
 
La plaza de las plazas
El león que todo lo observa
Capilla de El Salvador

13 de julio de 2014

Yo voy con Argentina

El pasado jueves fui testigo de 120 minutos de partido de fútbol soporífero, de partido de miedo a perder de dos selecciones, un encuentro que no hacía honor a una semifinal de copa del mundo pero que me regalo una tanda de penalties histórica donde vi, por cuarta vez en mi vida, llegar a la final de un mundial a la Selección Nacional Argentina de Fútbol.

En la final que se disputa hoy domingo, yo voy con ellos, con los argentinos.

Yo voy con Argentina, y voy con Argentina por éstos motivos, entre otros muchos:

Voy con Argentina porque como viven el futbol en ese país, en ningún lugar del mundo, por como lo viven los que están fuera de su tierra y pregonan su amor por los colores de su club y su selección allá donde estén, por el ambiente que veo en sus gradas desde que tengo uso de razón y porque la entonación de los cánticos de sus “Barras” fueron las mías en el mágico Gol Norte de mi estadio, de mi hogar futbolístico.

Voy con Argentina porque el primer Mundial que conoció mi vida fue allí, en Argentina, en el año 78 del siglo pasado y allí, en El Monumental salieron campeones del mundo por primera vez los Kempes, Pasarella, Bertoni y compañía, en un partido que tengo grabado en VHS y no me cansaré de verlo jamás.

Voy con Argentina porque crecí como aficionado al futbol de selecciones con Argentina como alternativa de sueños a una selección española que jamás hizo nada, que únicamente fracasaba a cada mundial que iba. Me marcó a fuego, en lo más profundo de mi alma futbolera la Argentina de Diego, Valdano y Burruchaga en México 86, la “Bilardista” y vilipendiada finalista de Italia 90 y en USA 94, donde la veía campeona hasta que un desafiante Maradona fue expulsado por la FIFA.

30 de junio de 2014

Exposición fotográfica colectiva PHOTO CHAOUEN


Es para mi un honor, como "fotógrafo amateur", participar, y que dos fotografías mías hayan sido seleccionadas para formar parte de la EXPOSICIÓN COLECTIVA PHOTO CHAOUEN, junto con otras obras de grandes fotógrafos.

La Exposición Colectiva PHOTOCHAOUEN se presenta hoy lunes día 30 de junio de 2014, a las 19:30h. en la Casa del Libro de Sevilla, calle Velázquez, 8.

Quiero agradecer a Jesús Botaro su apuesta por este proyecto y que me haya hecho partícipe del mismo.

Tenéis hasta el 30 de agosto para disfrutar de este espacio maravilloso que muestra en su colección bellísimas imágenes y detalles de Chaouen, la increible ciudad añil de Marruecos, que a tantos nos ha enamorado cuando la hemos visitado y la hemos vivido.

Fotografías seleccionadas 



Relación de fotógrafos participantes en la exposición

Abdelali Lkhachin, Adil Azemat, Antonio Alcázar, Antonio Castaño, Antonio Luis Fernández, Aurora Hens, Isabel Pérez, Ildefonso Gil, José Juan Luque, José Gabriel Peña, José Regalado, Miguel Márquez, Mohsin Iharzin, Pilar Sánchez, Rocío Jimenez, Sandra Santos, Sitin, Sonia Rojas Moskis y Virgilio Hernando.
 
Éste fue el post que escribí en octubre de 2010 en mi primer viaje a Chaouen.
 

A continuación dejo el enlace para ver mi galería fotofráfica con instantáneas tomadas en aquel maravillos viaje a Chefchaouen.



25 de enero de 2014

Correr con los keniatas. ¿Porqué desempolvamos un día nuestras viejas zapatillas y empezamos a correr?

Adharanand Finn es un corredor que en un momento determinado, tras caer en la tediosa rutina del día a día laboral, social y familiar decide recuperar algo que le pertenece, algo de lo que disfrutó tiempo atrás y que necesita volver a incorporar a su vida cotidiana.

Finn, autor de este recomendable libro, decide un día desempolvar sus viejas zapatillas y recuperar una de sus grandes pasiones, si no la mayor.

La pasión por correr.

“Correr con los keniatas”, al margen de alguna recomendación técnica, opiniones de gente muy relevante en el panorama atlético y datos muy interesantes sobre corredores y competiciones, digo, este libro es un interesante viaje hacia la aventura personal y el sueño de un corredor que decide convivir, entrenar y preparar el temido Maratón de Lewa junto a los mejores corredores de fondo del planeta. En su hábitat, sumándose a sus costumbres deportivas y de entrenamiento, con el afán de encontrar el secreto de porqué en este rincón de la tierra nacen y se desarrollan los atletas más veloces y de mayor resistencia que dominan las grandes carreras de fondo por todo el mundo.

¿Entrenan descalzos? ¿es la zancada? ¿la alimentación? ¿entrenamientos especiales? ¿el clima, la altitud?

¿Dónde está y cual es el secreto de los corredores keniatas?

13 de enero de 2014

Efecto Maratón. Mis últimos 195 metros

Te planteas un objetivo, luchas por conseguirlo y alcanzas tus sueños.

Ese es el “Efecto Maratón”.

No necesitas calzarte unas zapatillas y salir a correr, no te hace falta . No necesitas, ni siquiera, correr un maratón, sólo basta con superar los obstáculos que la vida nos pone para sentir de primera mano ese Efecto, para correr esa gran carrera, ese largo maratón, que es la misma vida.

Ese es el “Efecto Maratón”.