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20 de marzo de 2013

Quiero, me apetece. Lo hago...



La vida en muchas ocasiones nos depara situaciones y nos enfrenta a escenarios donde, a veces, no sabemos como actuar, ni que papel tenemos que adoptar en la obra.

¿En cuantas ocasiones nos vemos en un punto, que aún apeteciéndonos hacer algo, pensamos tanto en ello, que el tren se pasa y no lo cogemos a tiempo?

Hay un momento en el que debemos de tomar las riendas de nuestra vida y dar pasos al frente, dejándonos guiar por lo que nuestra alma y nuestro corazón ordene desobedeciendo todo aquello que el cerebro y la conciencia creen que es lo correcto.

En la vida, como en tantas y ante tantas situaciones, hay dos tipos de personas.

Los cobardes y los valientes.

De los primeros poco se sabe, salvo ellos mismos sobre si. De los segundos casi todo lo conocemos.

El cobarde renuncia, el cobarde nunca ve la inmensidad del cielo porque no salta al vacío. El cobarde no disfruta, se frena, no avanza y hasta, a veces, agarra y sujeta a un valiente que necesita y desea tomar aire, respirar y vivir.

4 de marzo de 2013

Se acabó el sueño de "Túnez en la memoria"




Se acabó el sueño.

Ya están las fotografías recogidas, en mi casa y a buen recaudo.

Hace apenas unas horas que se ha clausurado mi primera exposición de fotografía “Túnez en la memoria” y tengo que reconocer que dos sentimientos deambulan por mi interior y ninguno de ellos esperaba que aparecieran.

Las paredes del local han quedado vacías aunque la sala sigue teniendo ese encanto tan especial. No obstante parece que una vez descolgadas mis fotos todo queda inerte y sin atractivo alguno.

Cargamos con todo el material camino del coche por la oscura y tenue calle Andrés Pérez y lo primero que siento por encima de todo es tristeza.

Si tristeza. Una mezcla rara que radica en la sensación de que algo que ha sido para muchos, algo que ha sido compartido con toda mi ilusión, ahora sólo queda para mí.

Tristeza porque se acaba algo que ha sido único y maravilloso para este humilde fotógrafo viajero. Esa sensación que muchas veces he tenido o tenemos en la vida cuando algo mágico, algo que parece que pueda ser para siempre y que es irrepetible se termina porque desgraciadamente, casi todo, tiene fecha de caducidad o porque, sencillamente, tiene que acabar sin más aunque quisieras que fuese para siempre y de modo eterno.