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22 de octubre de 2011

La Reina Zíngara, un lugar gastronómicamente mágico


Casi un año viviendo en Málaga y escuchando a muchos de mis conocidos, qué cómo después de tantos meses por esta ciudad, aún no había ido a comer a La Reina Zíngara.

Y la verdad que oportunidades tuve, pero hasta hace una semana no pudo ser.

Y que puedo decir cuando uno es protagonista al disfrutar en un lugar maravilloso, con un encanto especial y fascinante, de una gastronomía tan particular como increíble.

La Reina Zíngara no es un restaurante al uso. Yo diría que es un estilo de hacer restauración de una forma totalmente diferente y que permite al comensal sentirse parte de una aventura mística que en cualquier momento hará que la experiencia vivida sea casi inolvidable.

Solo atravesar el umbral de la puerta ya te dice que no estás accediendo a un simple restaurante.

La maravillosa decoración salpicada de obras de arte, mezclando contemporaneidad y clasicismo, el privilegiado servicio, o la carta que ofrece empieza a ser un aperitivo dignos de deleite.

En la elección siempre se agradece que otro por ti te aconseje.

Yo puedo hablar de la ensalada Príncipe de Huelva con milhojas de ventresca de atún, de las croquetas de carabinero, del pulpo a la gallega, de la exquisita carne de ternera en entrecot o solomillo al estilo Zíngaro y de cómo no poder resistirse a cometer uno de los siete pecados capitales de su carta de postres.

Yo me dejé llevar por La Avaricia que sacó de mi la panacotta de chocolate blanco provocando en mi paladar una incontrolable Ira que hizo probar el helado de piel de naranja mezclado con coulant de chocolate.

Para terminar un suave sorbo del afrodisíaco vino que durante toda la comida acompañó la mesa.

Hasta aquí, sin dejar de ser estupendo todo lo vivido, bebido y comido, no deja de ser quizá una experiencia más de las muchas vividas en buenos restaurantes pero cuando en mitad de la comida Catriel se acerca a la mesa y provoca la emoción que su voz transmite al cantar una romántica melodía o alguien se sienta contigo a leer el poso de tu taza de café y ser capaz, en una sesión yo diría que mágica, de aventurar tu futuro, de conocer tu pasado, y de ofrecer a tu persona unos minutos de serenidad que hacen que tu piel se estremezca y que tu corazón sea capaz de verse sobresaltado por lo que alguien que no te conoce absolutamente de nada, parezca que lleva contigo desde que eres un niño solo acercando un péndulo al reverso de tu mano.

Podría comentar otros muchos detalles, pero prefiero que seáis vosotros los qué, si algún día estáis por el centro de Málaga lo descubráis por propia experiencia ya que en este lugar “NO PUEDES CREER LO QUE TUS OJOS NO VEN”.

La Reina Zíngara, ¿quién fue?, ¿cómo llegó hasta aquí?...

La Reina Zíngara está en cada rincón.

La Reina Zíngara es una fascinante historia de amor qué podréis descubrir en el momento de sentaros a la mesa…

La Reina Zíngara podría ser cualquiera de las cuatro maravillosas mujeres que acompañaron a Nahuel y un servidor en esta mágica comida.

Gracias a Inmaculada y Biagio por hacerme sentir como en mi propia casa.

Felicidades por vuestro entusiasmo e ilusión palpable en la atmósfera que se siente en cada recodo de este único e inimitable lugar.

Nos vemos. Aun me quedan por probar otros cinco pecados capitales…







12 de octubre de 2011

Esa extraña patología mental llamada viajar...



En el pasado #TBMAGP viví un momento muy especial y emocionante que recordaré durante mucho tiempo.

Antonio Quinzan (viajesyfotografia.com) tomó la palabra en la conversación viajera 2.0 y durante cinco minutos atrajo la atención de decenas de "enfermos" como él que allí presentes fuimos capaces de tocar con nuestras manos y ver con nuestros ojos cada uno de los lugares donde él ha vivido, experimentado y sentido.

Gracias Antonio por aquél maravilloso regalo que hoy me tomo la licencia de hacer llegar a mi reducido grupo de fieles seguidores por que sencillamente: "Lo siento, no puedo evitarlo, lo siento no puedo evitarlo..."

Aquí os dejo su conversación:

Esto va dedicado a todos los que sufren de esa extraña patología mental llamada viajar...

Hace algunos años decidí hacer realidad uno de mis sueños: viajar a Japón. Tras dos maravillosas semanas recorriendo el país, el regreso a casa me deparó una sorpresa: mi novia de entonces me esperaba con sus maletas en la puerta y un gatito en los brazos. Mientras salía de mi vida me decía: ahí te quedas con tus viajes y con un gato para que te haga compañía.

A partir de entonces me he preguntado muchas veces, cada vez menos esa es la verdad, si seré un bicho raro por preferir recorrer el zoco de Marrakesh o el mercado indígena de Chichicastenango, a meterme en un Carrefour.

O si seré un pervertido por recorrer miles de Km. hasta Ciudad del Cabo para meterme en una jaula de acero mientras a mi alrededor nadan excitados unos enormes tiburones blancos.

¿Estaré loco de atar porque después de un vuelo de 13 horas, me meto otras 5 conduciendo por Uruguay jugándome el tipo?...Y ¿para qué?…pues para ver uno de esos atardeceres mágicos rodeado de lobos marinos a los pies del faro de Cabo Polonio.

¿Estaré mal de la cabeza por hacerme la ruta maya en auto-stop rodeado de indígenas, pavos, pollos y chanchos? ¿Por recorrerme Petra corriendo para aprovechar hasta el último minuto de mi estancia en ese lugar mágico?

¿Seré un perturbado mental por subir a volcanes en erupción en Guatemala? , ¿Por bucear a más de 40 m. buscando esponjas de colores en Cuba? ¿Por tirarme en paracaídas desde 4.000 m. en los Alpes?

¿Me faltará alguna neurona por meterme en un campo de minas en los Altos del Golán? ¿Por preferir subir de madrugada a Masada rodeado de judíos fanáticos por el Camino de la Serpiente para ver el amanecer sobre el Mar Muerto, antes que hacerlo cómodamente en teleférico como el resto de turistas?

¿Seré un extremista radical por dormir en los templos budistas de KoyaSan? ¿Por rociarme de polvos de talco y agua en las fiestas callejeras de Bangkok y Chiag Mai? ¿Por quedarme con la boca abierta contemplando las maravillas del Vaticano? ¿Por emocionarme con la llamada de los muecines al atardecer subido en la Torre Galata de Estambul?

¿Estaré de psiquiátrico por dilapidar mis bienes y mi fortuna alimentando este vicio que es viajar? ¿Por tener la casa llena de billetes y monedas extranjeras? ¿Por acumular guías de países, revistas de viaje, folletos, tickets de entrada a museos…o lo que ya es realmente grave…por asistir casi todos los años al Fitur?

¿Estaré majara perdido por dar de comer a niños hambrientos en Marrakesh, en Panajachel, en Soweto…? ¿o por negarme a regatear unas monedas a gente que está necesitada de hasta el último céntimo para sobrevivir?

Estaré loco, chiflado, trastornado, pirado pero…sí, como decía el replicante de Blade Runner… “Yo… he visto cosas que vosotros no creeríais”…He visto el infinito chorro de estrellas de la Vía Láctea reflejado sobre el lago Atitlán en Guatemala; estuve allí el día del primer atentado contra las torres gemelas de Nueva York en el 93. He visto a hombres vestidos como Cristo arrastrando una cruz por las calles de Jerusalén y seguidos por decenas de monjas histéricas rezando el Rosario.

Me he bañado con delfines salvajes en Brasil, he oído el canto de las ballenas en Nueva Inglaterra, me han perseguido elefantes en el Kruger, me han robado la comida los osos del Yosemite, he visto volar los cóndores sobre los Andes…

Me he bañado en muchos mares, me he empapado con las lluvias tremendas de las selvas de Centroamérica, he soñado en mundos olvidados recorriendo las ruinas de viejas civilizaciones…casi se me saltan las lágrimas en Hiroshima o en los cementerios y playas de Normandía.

Me he emocionado más allá de las palabras con los fondos coralinos del mar Rojo, con los moais olvidados de la Isla de Pascua, con los inigualables jardines de musgo de los templos de Kyoto, o con las inmensidades urbanas de México y los neones de Times Square en Nueva York. He bailado en el Carnaval de Rio de Janeiro, he sobrevivido a un atentado con bomba en Jerusalén, al choque de mi autobús sin frenos contra una vaca despistada en la Panamericana, a terremotos en Los Angeles y Chile …

Ojalá todo esto no se perdiera como lágrimas en la lluvia…

Hace algún tiempo y para celebrar uno de mis cumpleaños mi mujer me hizo el mejor regalo que se le puede hacer a un viajero impenitente como yo:…. un viaje,… esta vez uno de cinco días a la culta y elegante Praga. Por desgracia para mi sufrida esposa convertí lo que se suponía que iban a ser románticos paseos a la luz de la luna y largos desayunos en la cama en maratonianas jornadas, tremendos madrugones e incansables visitas a todo lo visitable.

El caso es que mi mujer nunca más me ha vuelto a regalar ningún viaje…Pero por lo menos no ha hecho las maletas ni me ha regalado ningún gato.

Constantemente me pregunta por qué no puedo parar en casa quietecito tumbado en el sofá y viendo el fútbol como hace el resto de los hombres del planeta… que cómo hago para destrozar dos o tres cámaras de fotos al año. Que por qué me paso horas y más horas sentado ante el ordenador peleando a brazo partido con webs, servidores, ftps y htmls.

Que de dónde me viene esta obsesión por viajar, por organizar, por escribir, hablar, soñar con viajes, viajes y más viajes…y yo le respondo como el Vizconde de Valmont de “Las amistades Peligrosas” a la única mujer que amó…Lo siento, no puedo evitarlo.., lo siento, no puedo evitarlo…

Antonio Quinzan




6 de octubre de 2011

Mi primer TBM


Ya han pasado varios días desde que terminó el TBMAGP y no dejo de recordar momentos de aquel evento que cambió mi perspectiva de como entender este mundo de blogueros y, lo mejor de todo, creo que confirmó el cambio que desde hace años estoy sufriendo como viajero, que no turista.

Del TBMAGP me llevo los detalles, las anécdotas, las frases celebres y como no, la maravillosa organización y el completo programa que desde Turismo de Málaga prepararon para este grupo de locos por contar lo que se viaja, lo que se vive y lo que se siente por tantos rincones del mundo.

Málaga fue ese marco incomparable anfitrión de esta reunión y conversación viajera.

Málaga, esta ciudad que me cautivó hace ya tiempo y que tuvo la fuerza y el amor necesario para despegarme de esa otra joya de Andalucía que es Sevilla, mi ciudad natal.

Pero ya lo dijo aquel: “Uno no es de donde nace, es de donde pace”.

Volviendo al TBMAGP debo reconocer que mi desconocimiento y mi ignorancia en tantos aspectos de las nuevas generaciones, redes sociales, terminología técnica y otros menesteres era auténticamente brutal.

Como ejemplo puedo decir que no sabía que yo me movía básicamente en 1.0, que el 2.0 es algo inalcanzable para mí cuando calzo un Nokia 6300 como celular.

Pensaba que “hashtag” era el apellido de un teniente de la Gestapo, o que “Four Square” era una conocida plaza del centro de Londres.

Mi cuenta de twiter estaba recién estrenada y mi primer twiteo fue para comentar que, con el debido respeto a la bollería eslovena, no cambio un pitufo mixto o una tostada de pringá por el desayuno amablemente ofrecido por nuestros amigos centroeuropeos.

Imaginaba que un “trending topics” era un exótico cocktail que Anahí de Decker habría probado en uno de los maravillosos cruceros que conoce, que “wordpress” era una agencia de noticias como Reuters.

Igual no creéis que hasta la mañana del sábado del TBMAGP ni siquiera sabía twitear, bueno creo que aún tampoco lo domino demasiado.

De cualquier forma, la mezcla de desconocimiento y admiración por tantos de los que compartieron la jornada hizo quizás que disfrutara de una manera especial escuchando y aprendiendo de gente como Carlos Olmo (vagamundos.net), Juan Carlos Castresana (diarionomada.com), Rafa Pérez (elfotografoviajero.com), etc… y tanta de gente que vive, siente y cuenta, con la misma pasión que yo intento hacerlo, todas aquellas experiencias que su vida viajera le ofrece.

Me quedo con los momentos vividos en compañía de gente especial, de maravillosas personas, de “influenciadores de viajes” para aquellos que nos siguen como Sele nos definió en la Conversación viajera 2.0.

Conversación viajera donde Luis Cicerone mostró Bitacoring, manual de ayuda al bloguero que visito casi a diario y donde Abigail y Pedro me presentaron a Rusko mascota inseparable de sus vivencias.

No puedo olvidar lo vibrante y emotivo que fue el relato que Antonio Quinzan hizo de sus viajes impregnados de esa enfermedad viajera que padece arrancando el mayor de los aplausos de los allí presentes.

El interminable fondo de la mochila que Cristina trajo, llena de objetos imprescindibles para que nuestros viajes no se conviertan en una caja de sorpresas, por un momento pensé que aquellas pistolas podrían estar cargadas y que su exposición finalizaría pegando tiros al techo del salón del CAC.

Aún casi permanece en mi garganta el nudo que Ignacio Jáuregui puso al mencionar a en su ponencia mi Puente de Triana y mi Río Guadalquivir o la posibilidad que Egoitz me brinda para ser un “Heroe Local” quien sabe si bailando salsa, montando en bici o caminando monte arriba en la provincia de Málaga.

La visión que José David Jurado tiene sobre nuestro papel y responsabilidad como blogueros, la ilusión que puede ser para este “humilde cuentaviajes” participar algún día en el programa de radio de Iñaki Makazaga y que cualquiera de sus casi 100.000 oyentes se sienta identificado o influenciado por alguna de mis experiencias viajeras.

Esa conversación terminó con la intervención de Ivan Marcos, un buen tipo con el que compartí mesa y mantel contando alguna que otra anécdota de la jornada, algun chiste que otro y que dijo una de las tantas frases que me quedaron marcadas:

“La lectura es la semilla básica de la inspiración para viajar”.

Esta y otras muchas de las que destaco que:

“Al que no tiene planes, no le pueden fallar” (Carlos Olmo)

O que:

“La mejor fotografía, a veces, se queda en la mochila” (Rafa Pérez)

Son tantas cosas, tantos detalles y personas que se me quedan sin nombrar y tanta gente nueva conocida que en definitiva no hace más que justificar que aquella sencilla aventura que empecé hace poco más de tres años llamada laexperienciadeviajar.com donde cuento mis cosas, mi forma de viajar, mis placeres, donde muestro mis fotografías, mi manera de ver el mundo…

…esta aventura, ahora, empieza a tener sentido.

Ahora me queda mucho por contar, mucho por mostrar.

Gracias compañeros, gracias blogueros, gracias viajeros…