A alguien que no pudo leer sus cartas…
Ahora en estos tiempos en los que las nuevas tecnologías se imponen a lo tradicional, en los que diariamente mediante redes sociales, Messenger, sms o e-mail podemos transmitir lo que hacemos, sentimos y vivimos en tiempo real, echo la vista atrás y me acuerdo de otros tiempos, de otras épocas.
Otros tiempos en los que las maneras que teníamos de comunicarnos entre amigos en la distancia eran bien sencillas.
Una mediante conferencia telefónica, totalmente prohibida por nuestros padres debido al precio de las mismas y la otra, una carta, era para mi la más auténtica, la más genuina, la que en pocos renglones podía plasmar todo lo que un amigo sentía por ti, o lo que un amor de verano dejo fluir durante semanas por cualquier rincón de nuestra tierra.
Estas cartas realizaban viajes de varios días, tenían un extraño poder de curiosidad que te hacían mirar el buzón de tu casa cada hora esperando al cartero, esperando ese mensaje, esa postal, ese sobre con aquella foto que un ser querido te envía y que colgabas en tu habitación con una chincheta y besabas cada noche antes de irte a la cama.
Esas cartas hacían más llevaderas las distancias si por algún motivo te veías obligado a abandonar tu tierra, tu lugar de origen.
Recibir aquella correspondencia te hacía sentir que no te habías ido del todo, te hacía volver a tus raíces y recordar todo lo bueno, los maravillosos recuerdos y también, a veces, todo lo malo.
Era un viaje de ida y vuelta que contenía secretos, confidencias, palabras de amor y nostalgia sobre todo... mucha nostalgia.
Pero, ¿qué hacemos o que hicimos con aquellas cartas?, ¿dónde las guardamos?.
Si no lo sabéis preguntad a vuestra madre que sí siguen existiendo seguro que ellas saben donde.
Algunos seguimos teniéndolas en nuestro poder, o quedaron en aquel cajón de casa de nuestros padres pero están localizadas, a lo mejor sencillamente aparecen sin esperarlo un día de los que hacemos limpieza para tirar todo lo inncesario. Pues os invito a que volváis a leerlas, os reiréis y lloraréis o quizás no tengáis el valor suficiente para hacerlo, pero intentadlo seguro que os ayuda.
Puede ocurrir que el contenido de esa misiva no queramos o no podamos volver a leerlo, y decidimos deshacernos de ellas, tarea muy difícil esa de tirar una carta pero si no somos capaces pedimos el favor a nuestra madre y ella lo hace por nosotros porque sabe que es lo mejor.
Hay veces que cualquier tiempo pasado no fue mejor, esos tiempos en los que amar era pureza nunca volverán, seguro que llegaran tiempos mejores en los que quizá ahora sintamos de otra manera, amemos con mayor experiencia y cautela, pero no dejemos de amar nunca, es el camino más corto hacia la felicidad.
Sé de una carta que salió de tierras gallegas hace años hacia un pueblo extremeño y volvió una y otra vez en un viaje complicado, esa carta desapareció, no se supo más de ella pero seguro que hizo a su destinatario mejor persona, forjó a alguien que sabe elegir en cada momento lo mejor, lo auténtico, lo verdaderamente importante de cada ser humano que es su interior, sabiendo muy bien el lugar que ocupa y que sobrevive en una sociedad hipócrita y demagógica con una sonrisa siempre en su cara pero con una mirada que guarda algunos secretos e historias difíciles de olvidar.
Yo tengo, creo, una buena costumbre en mis viajes y es que suelo mandar postales o cartas a mis amigos desde mi destino con una fotografía del lugar donde me encuentre. A veces la postal llega después que yo pero siempre recibo el premio a mi gesto y la respuesta deseada, la mejor de las repuestas: un fuerte beso o abrazo a mi regreso.
Hoy sabemos de memoria la dirección de e-mail, el perfil de facebook o el número de móvil de un amigo pero, ¿conocemos su dirección postal para mandarle una carta?...
Creo que no.
Busca en tus cajones y vuelve a leer aquello que tan feliz te hizo o tanto daño te causó a lo mejor ves con otros ojos y otro punto de vista el mundo actual que vivimos.
5 comentarios:
estas q te sales compare.
yo las unicas cartas q recibo son las del banco con las trampas pero es verdad lo q escribes ya no se lleva eso de mandar cartas es una pena.
este fin de semana buscare alguna q seguro a guardare por algun sitio.
q tengas suerte para el concurso de fotos q mañana se conoce a los ganadores.
y a ver si me dices como me registro q no se. un abrazo.
Buenas Señor....
Totalmente de acuerdo contigo en los tiempos que vivimos nos hemos adaptado muy rapido a las nuevas tecnologias (yo ademas lo tengo como hobby) y hemos olvidado algunas cosas que en nuestra epoca eran indispensables, personalmente nunca he sido persona de escribir cartas, evidentemente tampoco de recibirlas, yo como acaban de escribirte solo recibo las del banco y esas mejor ni leerlas, pero no dejo de reconocer que durante mucho tiempo han sido para muchas personas el ancla de sus raices, esa conexion que acorta un poquito las distancias y te dejan la sensacion de que tienes a las personas que quieres un poquito mas cerca.
Un abrazo
aun recuerdos esas cartas d un marinero q jamas conoci personalmente y q x un error en una llamada d movil me hizo dar con el...era marino mercante y me mandaba postales de cada sitio q visitaba...m contaba alegrias y penas hasta q un dia por motivos de la vida..perdimos el contacto y jamas supe mas de el...
a veces lo recuerdo,fue muy buen amigo,aunque distabamos en edad siempre supimos congeniar...
gracias por esta entrada,amigo!has hecho que recordase un poco de mi juventud...
Yo guardo una carta... con una declaracion de amor.. con peticion de matrimonio... tras esa carta el nunca mas aparecio.... el destino se lo llevo...
PERO SEGURO Q APARECERA UN "REGALO DE ARTABAN" COMO ESCRIBE A.L. SI EL DESTINO SE LO LLEVO Q FUESE BIEN PARA AMBOS. LEE EL ULTIMO POST Y SEGURO Q CONFIAS EN Q TE LLEGUEN NUEVAS CARTAS Q NO DESAPARECERAN.
A.L. ESTA HISTORIA ES MUY BONITA TAMBIEN. FELICIDADES.
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