El secreto de los sueños. 2014, feliz año.

Dicen que los mayores sueños que tenemos e imaginamos siempre permanecen en secreto, se mantienen en un rincón privado de nuestro ser no sabemos si con la ilusión de que algún día se cumplan o la necesidad de mantenerlos vivos e inalcanzables como aliento y motor de nuestro día a día para poder lograrlos, disfrutarlos y vivirlos en algún momento.

Pero cuando alcanzamos un sueño pasan de tener esa condición de surrealista a tener la certeza de que se vive, pasando a convertirse en real, dejando de ser aquello por lo que fue concebido e imaginado, un simple sueño.

Una persona sin sueños, es una persona sin vida.

Un ser que todos los sueños que tiene los alcanza ha perdido la batalla de vivir, alguien que siempre mantiene vivo sus sueños aún sabiendo que muchos quedarán sin cumplir es aquel que desgarra cada minuto de su existencia como si fuese el último en busca de convertir lo imposible en posible, lo difícil en fácil y lo irreal en real.

Eso sí, siempre teniendo claro que en secreto quedan ilusiones, vivencias, momentos y sueños, muchos sueños.

Y hoy, hace un año soñaba con que estatuas cobrasen vida para entregarme mensajes que llegaban a lo más profundo de mi corazón, soñaba con leer a Neruda en el claustro abandonado de un Monasterio perdido , soñaba con anónimos, desconocidos y amigos observando mis fotografías de viajes expuestas en una sala.

Soñaba con encontrarme a una estrella a los pies de la Alcazaba de Málaga, con escuchar los acordes eléctricos de Romeo y Julieta en una noche de verano o poder olvidar y no querer en un Parque en Triana.

Soñaba con encontrar nuevos enclaves y paraisos en la tierra desconocidos para mi, por penetrar en lo más profundo de una cueva o alcanzar lo más alto de una pared a través de su ferrata.

Soñaba con adentrarme y sentir la brisa cortando mi respiración en el Camino del Rey, con rendir tributo al Tajo de Ronda, con bajar el Benahavís acaudalado mientras los rayos de sol seccionan las paredes de sus barrancos.

Soñaba con descender las bravas aguas del Genil a golpe de remo, con permitir de una sola mirada ver Atlántico y Mediterráneo ante la Playa de los Lances, soñaba con ver caer el sol en Punta Natí y despertar la mañana envuelto en las aguas de Cala Mitjana.

Soñaba con gritar mi nombre mirando hacia el Veleta y refugiarme en lo prohibido a los pies del Mulhacén, soñaba con mirar, una vez más, hacia la Torre de la Vela en la noche embrujada de un reino nazarí.

Soñaba con viajes improbables, con encuentros imposibles, con amigos de la infancia y personas maravillosas que aparecen y con historias que no esperas. Soñaba con no perder y perdí, con ganar y no gané.

Soñaba con una luna llena iluminando mis pasos hacia la cima de un monte desconocido, con un domingo radiante guiándome hacia la meta de mi primera gran carrera, con un Valle del Genal nebuloso testigo de aquello que todo lo es y sigue siendo un secreto soñado.

Soñaba con tener fuerzas y agallas para regalar tus sevillanas, soñaba para verte feliz después de tanto y soñaba con un abrazo entre padres y hermanos para siempre.

Todo esto era un secreto el 31 de diciembre de 2012 y hoy, un año después, el secreto se puede contar porque ha ocurrido, pero quien sabe, posiblemente los mayores, mejores y mas anhelados sueños permanecen ocultos, sin contar, en el anonimato propio, en el más absoluto de los secretos pero con la ilusión y porque no, el sueño de que algún día puedan cumplirse.

Hoy sueño con oír el cauce del Guadalquivir a mis pies, con perder la mirada hacia las columnas de una Mezquita, con pasear por un puente romano y esperar que el mediodía ilumine un patio que busca una falsa primavera.

Hoy sueño con despedir el año de la misma manera que es mi vida.

Viajando, amando y viviendo...