Encuentros.
Como éste, fortuitos, sin esperarlos y
sin imaginarlos casi, son los encuentros que me gustan, los que
anhelo y los que sueño.
Existen otros tipos de encuentros y
también existen, los reencuentros.
Encontrarse en cada amanecer con un
nuevo día o como dice Miguel “el bicho” con la escarcha en las
amapolas y los tallos de las cebollas, encontrarse en lo más alto de
una cima y gritar libertad.
Encontrar el sueño imposible, imaginar
el encuentro de un sueño imposible y encontrar la gloria de alcanzar
una meta y un reto personal casi improbable tiempo atrás.
Encontrarte con tu primer beso, con tu
primer abrazo hermano y con la primera sonrisa de ese hijo que tanto
deseas.
Pasear por una ciudad cualquiera, una
mañana cualquiera y como por arte de magia girarte y encontrarte con
esa persona que tanto hace que no ves, que tanto deseas ver y no
esperas, o que nunca imaginarías que pudieses ver, pero ahí está,
frente a ti.
Encuentros.
Y el mejor de los encuentros, el amor.
Sin buscarlo, cuando menos los esperas,
cuando más alejado estás de la estima y del afecto, ahí está,
aparece como un ángel, y te llena, te cautiva con la esperanza de
que sea la última vez que aparezca y salga a tu encuentro, que quede
para siempre.
Encontrar la ilusión y el tiempo
perdido, encontrar la amistad de aquella persona que no es parte de
tu vida y empieza a serlo, el encuentro con ese antiguo amigo que
decidió alejarse pero que realmente nunca estuvo lejos.
Miradas encontradas, una luna llena que
sale a tu encuentro sobre la serena marea de un puerto perdido y el
encuentro con la pasión que creías olvidada en un rincón de tu
alma despojada y esparcida por una memoria ausente, que una tenue luz
de vela ilumina en un rincón de tu paraíso.
Encuentros.
Encontrar esa canción que tanto haces
que no escuchas, ese poema que mil veces leíste y que ahora recitan
a tu oído y esa postal anónima que sin esperarla llega, aparece y
encuentras para tu sorpresa y asombro un día cualquiera que hace
cambiar la luz y el paisaje de una mañana que esperabas que pasara
sin pena ni gloria.
Encontrar el mar donde no hay mar, la
luz donde sólo hay oscuridad, la vida donde la esperanza acaba o la
muerte cuando es digno dejar de estar.
Sueño con el encuentro, que no
imagino, ya no imagino, ya sueño con el encuentro.
Encontrar el imborrable aroma de un
café en Roma, el armonioso sonido del agua calle abajo en el añil y
blanco de Chaouen o un amanecer prohibido donde tus pies se
entrelazan con los primeros rayos de sol que nos brinda un nuevo día.
Sales a la noche y encuentras un
cinturón de estrellas a los pies del Gran Mulay, encuentras la fugaz
luz del deseo eterno en la desértica noche del Sahara y también
encuentras estrellas en el fondo marino que sirve de sustento para un
pecio que naufraga en aguas de la antigua Malta.
Encuentros.
Encontrar tu alma, aquella que quedó
esparcida en jirones de lealtad no correspondida, buscar tu esencia,
tu ser más profundo, tu pasión oculta y encontrarla.
Busca, busca y quizás no encuentres.
Espera, espera, vive, sueña y seguro que todo aparece.
Nunca encontré aquello que busqué y
todo lo que apareció sin yo buscarlo fue infinitamente mejor que lo
que deseaba encontrar.
Ahora sueño con encuentros, con
lugares, con personas... ahora sueño con encuentros y reencuentros,
ahora sueño contigo.
Paseas por un rincón oculto de Chiang
Mai, navegas en el mercado flotante de Amphawa, te deleitas una
calida tarde en Koh Samui o te pierdes por las alborotadas calles de
Bangkok.
El aire se ha cortado, el silencio se
apodera del entorno, te giras y allí aparezco, allí apareces...
Encuentros.
2 comentarios:
Genial como siempre. Gracias por hacer que tras leer estas lineas echemos la vista atras a los encuentros de nuestra vida y recordemos que todos tenemos en nuestros sueños esos encuentros-reencuentros que deseamos lleguen algun dia, por sorpresa y sin esperarlos, pero navegan en nuestra mente como por costumbre. A veces no sabemos apreciar esos momentos, y tu has puesto tu granito de arena para darnos cuenta de que el encuentro mas sencillo con ese momento que te hace feliz, se convierte en un momento inolvidable, el cual quieres volver a reencontrar. Gracias amigo!
No sabemos lo importante que resultan algunos de éstos encuentros, hasta que no llega el momento de recordarlos con esa sonrisa inocente en la memoria.Yo personalmente valoro cada encuentro que me hace felíz, y lo guardo siempre en el fondo de mi alma, y ya que tu menciones al miguel, yo también.. me quedo con un fragmento de parque triana "Yo me mantengo con las pocas cosas que yo tengo, ay con los pocos sueños que yo sueño... "
a resumidas, hay que ser feliz con cada pequeño encuentro, cada pequeño gesto o detalle que nos encontramos en el camino.
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