Apenas una semana después de que se celebren en Túnez unas elecciones democráticas y libres he estado paseando por sus calles y observando el silencioso grito de libertad que este pequeño pueblo dió siguiendo la estela de esas históricas revueltas que en el mundo árabe empiezan a sentirse de manera encadenada poniendo un poco de orden en algunos pedazos de tierra de este "planeta libre" que a veces carece de tan preciado bien.
Libertad, es una joya de la que muchos seres humanos presumimos como valor de vida pero que pocos podemos hacerla nuestra y ponerla en práctica.
Y entrando a la Medina por el largo paseo que hay desde la Plaza 7 de noviembre hasta la Porte de France, miro como algún tanque acorazado flanqueado por patrullas de militares siguen estando presentes, dando crédito de libertad y cruzando miradas de complicidad ciudadana.
El civil observa al militar, el militar vigila al civil y ambos cruzan la mirada con un mensaje claro:
- "Hermano, somos libres."
Se respira un ambiente distinto, nos sentimos con el poder de cambiar las cosas, me dicen en un kiosco comprando un sello para envíar una postal que ahora decora el salón de mi nueva casa junto a otras postales en tu ausencia.
Y el ejemplo claro es su Medina, centro neurálgico de la capital tunecina.
En ella las mujeres muestran una pizca de su ya conocida belleza bajo algún que otro velo, los hombres no pierden esa mágica sonrisa árabe y sus tiendas castigadas durante largos meses por la falta de turistas y viajeros empiezan a sentir que todo vuelve a su lugar, todo vuelve a ser como era.
La muchedumbre camina a velocidad vertiginosa entre las calles de la Medina, el tendero con el nerviosismo evidente de que tiene que sacar el jornal como sea, aún así, te trata de manera cordial, amable y educada.
El entramado de calles repleto de gentío, como si de un Domingo de Ramos en Sevilla se tratase, es un laberinto de talleres de plata y alfarería, tiendas de alfombras y trajes de seda que harán que mujeres occidentales sueñen con convertirse en princesas tunecinas por un día cuando el sensual atuendo cubra sus pieles la mágica noche que espera en algún crucero atracado en su puerto.
Y los niños, los niños no dejan de sonreir.
Caras inocentes, ajenas quizás a que durante su ñiñez, su país, su patría y su tierra gritó y luchó, no sin dejar valientes víctimas en su camino, por un futuro lleno de esperanza alejado de póliticos corruptos y tiranos que para nada miraban por sus hermanos patriotas y si por sus propios intereses cargados de avaricia y maldad.
Y Túnez, ahora que salvó su liberación civil lanza un guiño a su vecino país Libia, diciendo que se puede, que el pueblo libre puede, que las buenas personas deben prevalecer sobre las malas.
Y yo grito desde mi rincón libre de ataduras y dictaduras, grito desde la grandeza que internet otorga a este humilde bloguero que busca en cada pais que visita aquello que sume y no reste a su vida, aquello que aporte experiencias cargadas de vivencias únicas e irrepetibles, yo grito:
¡¡¡ Free Túnez y Free Lybia !!!
¡¡¡ Free Mundo !!!
Como Don Quijote dijo a su escudero:
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida."
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