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19 de septiembre de 2008

Cáceres, una entre casi 900…

A día de hoy casi 900 son los lugares declarados por la UNESCO como Patrimonios de la Humanidad. Cáceres, esta joya extremeña conocida por tantos y desconocida por muchos es uno de esos fantásticos sitios que comparten tan digno galardón con ciudades españolas como Santiago de Compostela, Salamanca o Segovia entre otras o Chichén Itzá, La Gran Muralla China, Brujas o Marrakech allende nuestras fronteras.

Visité Cáceres y parte de su bella provincia en noviembre del 2000.

Por motivos profesionales tuve que esperar durante unos tres días a un cliente de Jerte para cerrar una importante operación relacionada con mi anterior etapa profesional antes de dedicarme a este apasionante mundo del viaje.

Tengo un viajito pendiente por el Valle del Jerte, cuando el cerezo despierte y el valle quede nevado en flor durante la primavera. Probablemente me aloje en el Hotel Tunel del Hada alojamiento recomendado por mi amigo y cliente Josán Esteller, gran ayuda para mi trabajo y experto en hoteles con encanto por toda España.

Tengo que reconocer que Cáceres me sorprendió, tras desayunar en la Plaza Mayor me dispuse a adentrarme en la Ciudad Monumental, también conocida como Ciudad Vieja. Eché una mirada a la Torre de Bujaco y me dispuse a subir las escaleras que conducen al Arco de la Estrella. Una vez que pasas por debajo del arco todo es distinto, es como si te adentraras en pleno Renacimiento Español, es trasladarte a finales del S. XIV o principios del XV. Paseando por la Cuesta de la Monja o por la Cuesta de Aldana tienes la sensación que de cualquier recoveco pueda salir algún caballero espadachín o pícaro extremeño a tu acecho quien sabe si a retarte en duelo o a pedir limosna.

Torre de Bujaco. Cáceres.

La visita a la Ciudad Vieja me llevo todo el día hasta el punto que cuando quise buscar alojamiento me fue imposible, era primero de noviembre, festivo, hasta las pensiones estaban completas. Afortunadamente camino a Cáceres recordé haber visto un hotel señalizado a unos 5 kms. de la ciudad, Hotel Cáceres Golf, pude alojarme y descansar para al día siguiente proseguir con mi aventura por tierras cacereñas.

Mi viaje ocasional por Cáceres también me llevo, anteriormente, a Plasencia y, posteriormente, a la Comarca de la Vera con la idea de conocer el retiro monástico del Emperador Carlos V, el Monasterio de Yuste.

El Abuelo Mayorga daba la hora desde lo alto del consistorio municipal de Plasencia y nos disponíamos a empezar a recorrer la ciudad.

Rodeada por su muralla medieval y a orillas del río Jerte, completada por bellas edificaciones civiles y religiosas, Plasencia invita al paseo y es parada obligatoria para todo aquel turista o viajero que en su camino lo guíe por la Vía de la Plata.


Acueducto de Plasencia. Cáceres.

Tras la visita a Plasencia desvíe mi camino buscando al Emperador. En el trayecto hacia Yuste y Jaráiz pasando por Garganta la Olla pude apreciar que todas y cada una de las señales de tráfico tenían pintadas de simbología nazi, sabía que Carlos fue emperador del imperio romano pero ¿porqué estaban aquellos símbolos allí?.

Una vez llegué al Monasterio y al Palacio comprendí que si algún día tuviese que tomar la decisión del retiro monacal en el ocaso de mi vida, probablemente haría lo mismo que el hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Buscaría un sitio como aquel, lejos del mundanal ruido, donde se respira libertad, un lugar donde el silencio puede oírse.

Ticket de entrada al Monasterio de Yuste.

Visitando el Monasterio, al mismo guía que con tanto detalle explicaba el como y el porque de las cosas, pregunté acerca de la simbología que había visto durante el camino. Este serio y aplicado guía solo me dijo que pocos kilómetros más adelante y camino de Cuacos de Yuste encontraría la explicación y que nada de aquella simbología tenía que ver necesariamente con que Carlos V fuera el Emperador del "Sacro Imperio Romano Germánico".

Efectivamente al poco de salir del Monasterio y al margen izquierdo de la carretera encontré la respuesta.

En aquel lugar desde finales de los 80 existe un cementerio alemán donde descansan los restos de decenas de militares germanos que cayeron en combate durante la I y la II Guerra Mundial. Visite aquel camposanto en aquella tarde fría de Noviembre y parecía estar en el propio Berlín.


Vista del cementerio alemán en Cuacos de Yuste. Cáceres.

Aquel cementerio fue la penúltima de las sorpresas que Cáceres tenía preparada para mí, la última fue firmar aquella operación comercial que tanto costó y que me permitió conocer esta tierra por casualidad, aunque yo, personalmente, no crea en las casualidades.

Fueron pocos días pero muy intensos, también la compañía que tuve fue muy agradable.

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