Algunas ciudades del mundo te apasionan y no sabes realmente porque, nunca has estado pero alguna vez en sueños te has transportado a ese fantástico lugar y te has visto disfrutando y viviendo en primera persona lo que, bien en películas, bien en libros o cuentos, tanto soñaste en conocer. Recientemente he cumplido uno de mis sueños.
El viaje a la capital Checa en sí no es el sueño cumplido, el sueño cumplido es observar desde la terraza de un café en la Plaza de la Ciudad Vieja el espectáculo que desde hace años provoca el
Reloj Astronómico con la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn asomando al fondo tras aquellos edificios que no entiendes que hacen delante de tan maravillosa obra gótica hasta que te enteras para sorpresa que los edificios estaban levantados antes que el templo.
Reloj Astronómico. Plaza de la Ciudad Vieja. Praga.
El sueño cumplido es cruzar el
Puente de Carlos paseando de día mirando a Hradcany (El Castillo) y volviendo cuando cae la noche viendo iluminada la Ciudad Vieja a la altura de la Isla de Kampa.
El sueño cumplido es atravesar por debajo de la Torre de la Pólvora como aquellos Reyes de Bohemia o pasear por el barrio judío en busca de una respuesta a la metamorfosis de Frank Kafka.
El sueño cumplido es honrar en la Plaza de San Wenceslao a Palach y Zajíc, aquellos jóvenes que perdieron su vida a finales del los 60 luchando por la independencia y la democracia en contra de la ocupación soviética.
Templo Nuestra Señora de Tyn. Plaza de la Ciudad Vieja. Praga.
“Fueraparte” de sueños cumplidos, todos los viajeros que componemos este genial grupo de amigos cuyo único fin es reunirnos con la excusa (menuda excusa) de descubrir algún lugar del mundo que no conozcamos y no parar de reír y divertirnos sea donde sea y por lo que sea, teníamos algunas dudas acerca de lo que hacer durante nuestra estancia de cuatro días en Praga.
Unos decíamos que iban a ser pocos o los días justos y otros siguiendo consejos de algún “lumbreras” pensábamos que Praga se ve en un día y que da tiempo en cuatro días para conocer todo el país. ¡ Y una m..... !
Quien diga o piense que Praga se ve en un día:
1. Si ha estado: Lo siento por él y la oportunidad que perdió de disfrutarla, ó
2. Si no ha estado: No sabe de lo que habla.
Castillo de Praga desde el Puente de Carlos. Praga. Praga es una ciudad que invita al paseo, perfectamente diseñada desde siglos atrás para que los viajeros o turistas contemporáneos podamos integrarnos en ella y ser participes del cuento que la ciudad escribe cada segundo que pasa durante tu estancia.
Alojados en el
Hotel Residencia San Marco Palace en Nove Mesto (La Ciudad Nueva), cerca de
U Kalicha, taberna típica Checa muy recomendable, cualquier hotel es buena opción situado en Legerova o Paulova, desde allí caminando durante 10 minutos llegas al majestuoso Museo Nacional en Wenceslao. Desde lo alto del museo y mirando por la espalda del patrón se puede divisar todo lo que nos espera y lo maravilloso que puede ser iniciar una ruta por la ciudad dorada.
Plaza de San Wenceslao. Praga.
La capital del Reino de Bohemia es la ciudad perfecta para aquellos viajeros que huyen del metro, del transporte público y que les gusta “hacer piernas”.
Cada rincón, cada calle hace que tus piernas avancen una de tras de otra en busca de la sorpresa que llegará en forma de edificio, plaza o persona.
Pasear por Slovansky a orillas del Moldava y cruzar el río a
Malá Strana a través del Puente Legií observando en la lejanía la cúpula de la Iglesia de San Nicolás no tiene precio.
Impactante adentrarte en La Ciudad Pequeña bordeando la colina de Petrín, visitar al
Niño Jesús de Praga cuyas raíces son sevillanas, subir al castillo por la calle Nerudova y ver el cambio de guardia a los pies de los Gigantes que vigilan el cancel del castillo, antes de parar para comer o tomar una “pivo” en
U Zavesenyhokafe.
Y el
Castillo de Praga, tal como lo imaginaba. Impresionante, protegiendo a la Catedral de San Vito y perdiéndose allá por el Callejón del Oro donde los alquimistas buscaban la formula para crear el metal precioso. No encontraron la formula pero dejaron la esencia.
Seguro que aquel que estuvo en Praga y la conoció en un solo día no llego a callejear por Nový Suet, la zona donde habitaban los cortesanos de la corona y conocer la otra ciudad, la ciudad bohemia, la de color sepia, la que huele a otoño y suena a violín escondido a las puertas del
Monasterio de Strahov, la que espera que desde el campanario de
Loreto suene la melodía de 27 campanas en honor a la Virgen María, protectora del tesoro que en su interior se encuentra.
Nový Svet. Praga.
Esta es mi experiencia en Praga, ciudad a la que sin duda regresaré (s.D.q.) y a la que recomendaré visitar desde mi atalaya de viajero.
Volveremos…
How much???
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