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25 de enero de 2014

Correr con los keniatas. ¿Porqué desempolvamos un día nuestras viejas zapatillas y empezamos a correr?

Adharanand Finn es un corredor que en un momento determinado, tras caer en la tediosa rutina del día a día laboral, social y familiar decide recuperar algo que le pertenece, algo de lo que disfrutó tiempo atrás y que necesita volver a incorporar a su vida cotidiana.

Finn, autor de este recomendable libro, decide un día desempolvar sus viejas zapatillas y recuperar una de sus grandes pasiones, si no la mayor.

La pasión por correr.

“Correr con los keniatas”, al margen de alguna recomendación técnica, opiniones de gente muy relevante en el panorama atlético y datos muy interesantes sobre corredores y competiciones, digo, este libro es un interesante viaje hacia la aventura personal y el sueño de un corredor que decide convivir, entrenar y preparar el temido Maratón de Lewa junto a los mejores corredores de fondo del planeta. En su hábitat, sumándose a sus costumbres deportivas y de entrenamiento, con el afán de encontrar el secreto de porqué en este rincón de la tierra nacen y se desarrollan los atletas más veloces y de mayor resistencia que dominan las grandes carreras de fondo por todo el mundo.

¿Entrenan descalzos? ¿es la zancada? ¿la alimentación? ¿entrenamientos especiales? ¿el clima, la altitud?

¿Dónde está y cual es el secreto de los corredores keniatas?


Sobre todas estas cuestiones se desarrolla parte del libro, para llegar a la conclusión de que no hay secreto y a la vez, bajo mi opinión, el secreto lo es todo en su conjunto.

Del texto me quedo, como suelo hacer cada vez que leo, con esos pequeños detalles, esas frases que pueden parecer inadvertidas pero que son la esencia de mi lectura y que las hago mias, no se si buscando un acercamiento de escritor a “escritor” o de persona a “persona”.

La importancia del cambio de mentalidad. Fundamental para arrancar y conseguir tus metas, el cambio que provoca que mientras antes te quedabas sentado cómodamente en tu sofá tras llegar de una dura jornada de trabajo, ahora gracias a esa dosis de tenacidad que, por ejemplo, poseen los corredores keniatas, te cambias de ropa, te calzas tus inseparables zapatillas y sales a entrenar, sales a correr.

Porqué como cuenta Finn corres porqué cuando terminas de hacerlo te siente a gusto, en paz con el mundo, como si acabaras de cubrir una necesidad innata.

Yo soy de los que pienso, después de más de un año de duro entrenamiento para lograr mis retos que correr es algo que todos debemos hacer casi por obligación, que es posible que muchos ni lo hagan, ni lo intenten, pero que es esencial en la raza humana.

El hombre antaño para comer necesitaba correr tras su presa, los niños juegan y corren sin cesar y de adultos correr nos aporta libertad, desconexión de la rutina y una vida saludable en torno a la practica del deporte más simple y sencillo que es, correr.

Correr forma parte de lo que nos hace humanos.

Tambien se cuenta que los corredores keniatas no entrenan con cronómetros, ni pulsómetros. Se levantan a las 4 ó 5 de la mañana y directamente salen a correr. Circuitos marcados en el terreno campo a través y carretera arriba y abajo. Hoy tocan 20 kilómetros, mañana 15, pasado 30 pero cuando terminan no miran un reloj para ver que tiempo han realizado y en cuanto han hecho el kilómetro.

Sencillamente corren por sensaciones.

Patrick Makau uno de los mejores atletas keniatas de la historia reciente nunca lleva reloj y, por ejemplo, batió el récord del mundo de Maratón en Berlín 2011 sin saber que tiempo haría hasta que cruzó la meta en la capital alemana y como él, muchos otros corredores.

Patrick Makau, Maratón de Berlín 2011

Leyendo este libro, en mis últimas vacaciones, mientras entrenaba, tomé una decisión: Correré mi primer maratón sin reloj, sin referencia de tiempos alguna.

Saltaré al asfalto para completar corriendo los 42 kilómetros por sensaciones y a disfrutar plenamente de la carrera y de la experiencia.

Para terminar me quedo y comparto la opinión y los motivos que este escritor británico tiene para argumentar el porqué de cambiar de hábitos un día, de romper con la rutina y de construir nuevos sueños para vencer a la monotonía y a uno mismo en su interior.

¿Porqué desempolvamos un día nuestras viejas zapatillas y empezamos a correr?

No es que quiera lograr un objetivo específico. Sólo pretendo evitar que un día, al mirar atrás, deba lamentar no haberme concedido nunca una oportunidad decente para ver hasta dónde sería capaz de llegar.

Y ésto, bien puede aplicarse a cualquier faceta de la vida.

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