Gracias Mandela, gracias "Madiba"

Define John Carlin en su libro “El factor humano” a Nelson Mandela como a un hombre que apuntaba a la semilla oculta que alberga cada ser humano, sabiendo sacar lo bueno que yace en el fondo de las personas.

 

 

Ahora, en el preciso momento que escribo, el gran Madiba se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Johannesburgo, rodeado de sus familiares y sobre todo con su pueblo, negros y blancos, blancos y negros, pendientes de su estado de salud.Y lo que es mayor aún, todo el pueblo del planeta también lo está.

Porque Mandela no es cualquier mortal, Mandela es de ese tipo de hombres que mi generación ha conocido desde siempre, hemos crecido con él y es ese tipo de personas que crees que son eternas, inmortales y que nunca llegará el momento de abandonarnos para siempre.

Pero “el abuelo”, premios nobeles de la paz y reconocimientos internacionales aparte, nos dejará un legado cargado de solidaridad, bondad y un ejemplo universal para la raza humana, en el que cuando un ser humano cree firmemente en un sueño, puede cumplirlo independientemente de las trabas, adversidades e inconvenientes que la vida ponga ante uno.

En sus casi tres décadas encarcelado en Robben Island tuvo claro que, al igual que Luther King, su gran sueño era que a la gente de su país se le juzgara, no por el color de su piel, sino por su carácter.

Y para ello Madiba, tenía clara cual debía ser su arma y su estrategia moral y política:

“No apelar a la razón sino a los corazones de las personas”.

He leído bastante sobre Mandela, he visto muchos programas en televisión, escuchado programas de radio sobre su vida y es, sin duda, para mí, un ejemplo a seguir como líder de la raza humana, como abanderado de la causa justa y de la capacidad de perdonar entre las personas.

Es ejemplo de que el rencor y el odio no lleva a nada, nada más que a la destrucción de las personas y los pueblos donde la palabra, el dialogo y la educación deben ser pilares de convivencia en cualquier sociedad contemporánea.

Su corazón, su viejo pero fuerte corazón sigue latiendo y dando vida al héroe de la nación sudafricana y quien sabe, el tiempo y la historia sino lo ha puesto aún, lo pondrá en el verdadero sitio que le corresponde como heroe de la humanidad y de todos los pueblos de este planeta que, a veces, parece que se descompone.

Mandela es el mito viviente, el líder que todo pueblo necesita y posiblemente, cuando no esté entre nosotros, será recordado como “el hombre”, en toda la expresión que la palabra posee.

Desde un pequeña habitación, en cualquier lugar del mundo que aún te encargas de construir te escribo esto, te mando toda la fuerza que puedo como regalo a toda la que tu palabra me ha ofrecido y me ha dado en momentos determinantes de mi vida y te hago llegar el mensaje de que un tímido latido de tu corazón es capaz de hacer que la humanidad entera mantenga la esperanza de un mundo libre, en paz y limpio de odios y rencores.

Cuando tu corazón deje de latir esperemos que el resto de los hombres sigamos manteniendo vivo tu espíritu, el mensaje de tu palabra y sobre todo, tus sueños.

Sobre todo, “Tata” Mandela, tus sueños, que seguro que alguno se ha quedado sin cumplir.

Gracias por todo “Madiba”, gracias por todo Mandela.

 

 

 

 

En diciembre de 2012, como siempre hago en mis viajes, me acompañó un libro que quizás descubra a fondo la personalidad y el buen hacer de Nelson Mandela como político, lider mundial y sobre todo persona. Ambientado en la historia que rodeó el Campeonato del Mundo de Rugby de 1995 en Sudáfrica, el periodista John Carlin y su libro “El factor humano” narra con un talento fantástico todo lo acontecido durante aquellos días y sobre todo, desgrana la personalidad del gran Mandela contando decenas de anécdotas y situaciones que describen la grandeza de este lider mundial que utilizó el poder del deporte para transformar a un pueblo, sellar la paz y cambiar el curso de la historia.