Se
acabó el sueño.
Ya
están las fotografías recogidas, en mi casa y a buen recaudo.
Hace
apenas unas horas que se ha clausurado mi primera exposición de fotografía
“Túnez en la memoria” y tengo que reconocer que dos sentimientos deambulan por
mi interior y ninguno de ellos esperaba que aparecieran.
Las
paredes del local han quedado vacías aunque la sala sigue teniendo ese encanto
tan especial. No obstante parece que una vez descolgadas mis fotos todo queda
inerte y sin atractivo alguno.
Cargamos
con todo el material camino del coche por la oscura y tenue calle Andrés Pérez
y lo primero que siento por encima de todo es tristeza.
Si
tristeza. Una mezcla rara que radica en la sensación de que algo que ha sido
para muchos, algo que ha sido compartido con toda mi ilusión, ahora sólo queda
para mí.
Tristeza
porque se acaba algo que ha sido único y maravilloso para este humilde fotógrafo
viajero. Esa sensación que muchas veces he tenido o tenemos en la vida cuando
algo mágico, algo que parece que pueda ser para siempre y que es irrepetible se
termina porque desgraciadamente, casi todo, tiene fecha de caducidad o porque,
sencillamente, tiene que acabar sin más aunque quisieras que fuese para siempre
y de modo eterno.
Pero se
ha terminado, todo se termina aunque no lo desees.
Mi
exposición ha finalizado aunque quedará en mi retina y en mi memoria (nunca
mejor dicho) para siempre en forma de regalo y de experiencia única, aunque
espero que no irrepetible.
Y el
otro sentimiento que recorre mi alma y mi espíritu aventurero es el de
agradecimiento.
Agradecimiento
a todos los amigos y seguidores que habéis acudido a visitar la exposición, de
verdad mil gracias por vuestro detalle. A los que me acompañasteis el pasado 24
y a los que sé, que de manera personal habéis estado de visita por la sala.
También
quiero agradecer a muchos de los que habéis querido estar, pero la distancia,
el trabajo o diversos motivos os lo han impedido, pero que durante este mes no
habéis dejado de preocuparos y de preguntar qué tal iba todo. Gracias sois
muchos amigos y seguidores del blog los que sin estar habéis estado.
A todas
esas personas anónimas que mientras yo disfrutaba de un té sentado en la sala
veía como ellos observaban mi trabajo y perdían un minuto de su vida
contemplando un paisaje o un detalle de la memoria que me llevé de Túnez.
A Suber
y su gente de la Sala “El Harén” por su colaboración y trabajo durante estos
días, por sus palabras de apoyo y de reconocimiento hacia este aprendiz de todo
y maestro de nada que, al menos, hace las cosas con todo el cariño que puede
para que parezca todo muy profesional en la medida de los posible. Gracias
chicos, todo aquel que no conocía vuestro local quedó maravillado.
Algunos
hasta habéis adquirido alguna fotografía para vuestra casa, para vuestra
oficina o para vuestra agencia de viajes. De verdad en un principio no quise
poner nada a la venta. Luego sabiendo del desembolso que “mi mecenas” hizo, no
tuve más remedio que poner casi un precio simbólico a cada foto para
rentabilizar el esfuerzo que se había hecho. Y sólo puedo dar las gracias
eternamente a esos pocos que habéis confiado en mi trabajo, bien por amistad o
por caridad, y que os lleváis un pedacito de mí para un rincón especial de
vuestro salón o despacho. Gracias infinitas…
También,
agradecer a Túnez, a su gente y a tantos recuerdos y momentos inolvidables
vividos en aquel viaje, por mostrarse y servir de escenario para mi inspiración
y mi fotografía. Porque esta exposición demuestra que un viaje no sólo termina
cuando llegas a casa, sino que puedes convertirlo en eterno recordando y
visualizando aquello que te impresionó y que quedó en tu memoria.
Y por
supuesto gracias a quien ha sido capaz de convertir este sueño en realidad, de
provocar mi asombro una vez más, y eso, conforme uno cumple años va siendo más
difícil. Gracias por el trabajo en la sombra, por el esfuerzo realizado y por
hacerme muy, muy feliz.
Gracias,
como siempre por ser.
Ahora
toca recordar, disfrutar de lo vivido e intentar seguir vendiendo alguna
fotillo no porque necesite el dinero, gracias a Dios. Si no porque no tengo
donde guardarlas, jajajaja.
Ahora
toca seguir viviendo, seguir soñando…
2 comentarios:
Ay amigo, q dos palabras más complejas, tristeza y agradecimiento... Quédate con la segunda, ya q el destino se ha encargado de q tu viaje no se quedé sólo en tu retina, sino q en una pequeña parte hayamos formado parte de él...gracias por compartirlo, por hacernos sentir la magia de algo q se ha acabado, pero q en cierto modo sigue presente en nuestras vidas, q es la esencia de viajar y sentir!
En estos años de crisis, paro y demás……hablar de sueños parece un crimen. Solo los valientes mencionan esas palabras y solo los héroes se atreven a realizarlos
Seguid soñando porque mientras soñáis estáis vivos y si vivís repartís alegría
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