Definen a Roma de muchas maneras.
La ciudad eterna, la ciudad del amor, la imperial, la de las siete colinas, etcétera.
Yo con el justo tiempo que ofrece mi visita a la capital italiana y teniendo muy claro cual era mi objetivo en Roma, la defino como:
"La ciudad de los detalles".
Porqué Roma en su conjunto es un sinfín de escenas, gestos y fragementos de la historia que hacen que pasear o caminar por sus calles se convierta en algo casi inexplicable e inenarrable.
Pormenorizar en la historia sería muy atrevido por mi parte, de todos es conocido que se le atribuye la típica frase de que "Roma es un museo en la calle".
Pero al margen de coliseos, foros, panteones, palacios, plazas y fuentes yo prefiero fijarme en los detalles que cada uno de estos lugares dejan para el visitante.
Mensajes de amor plasmados en postales de tiendas de souvenirs, musicos entonando "Amarcord" de Nino Rota a sones de saxo, rayos de sol que obligan a un gigante de marmol cubrirse en la Fuente de los Cuatro Ríos de Piazza Navona, una minúscula fuente casi escondida con apenas dos chorros de agua que combate con la majestuosidad que Neptuno da a la Fontana de Trevi.
Neptuno, testigo que fue de aquel baño con Sylvia y Marcelo como protagonistas en la Dolce Vita de Fellini.
Tengo aquella escena grabrada en mi mente desde que era niño, cuando acompoñaba a mi padre viendo peliculas italianas los sábados a mediodía en la "primera cadena" y soñaba que algún día sería Marcelo Mastroianni paseando en la noche romana tras los pasos de Anita Ekberg, esperando aquella invitación de la bella Anita a compartir ese mágico baño en la Fontana de Trevi.
Seguiré soñando...
Roma es eso, detalles. Detalles y más detalles que acontecen y se mezclan uno tras de otro.
Curiosos asomados a balcones y puertas observando y tirando piropos a guapas turistas, porqué no es lo mismo el piropo de un albañil en una obra de tu barrio qué el de un apuesto italiano por esas maravillosas vías de la Roma romántica.
Besos de enamorados por cada rincón de la ciudad, el olor a castaña asada a los mismos piés del Panteón de Agripa, las apetitosas vitrinas de tavola calda por Vía del Corso o el respetuoso rezo de dos monjas hermanas, que con rosario en mano vuelcan sus oraciones frente a la Basilica de San Pedro ante miles de desgastadas sillas que serán descanso de devoción y plegaria para una una futura misa con el Santo Padre.
Detalles y más detalles que no podría contar en un solo capítulo.
Volveré a Roma, seguro. Al menos eso pedí a Neptuno en la Fontana de Trevi lanzando una moneda a su fuente.
Y quién sabe igual me baño en sus aguas con mi Sylvia particular.
Para ver mi galería de fotos de Roma en flickr pincha aquí. Si quieres verlo como una presentación pincha aquí.
4 comentarios:
Gracias por otro post fantástico.
Que recuerdos me ha traído de mi también corta visita a Roma hace un par de años, pero yo seguro volveré! Porque olvidé echar la moneda a la fuente!!!! Y me dije a mi misma que ya tenía una buena excusa para volver!
Me enamoré de todo, las calles, el ambiente, los olores, los colores,... una ciudad bella en su conjunto!
un abrazo
que bien vivimos amigo!!
Como me gustaría volver a estar ahí ahora.....besos amigo...x cierto me gustarla k me mandaran las fotos k nos hiciste...guapo!
ver las cosas de la forma q tu lo haces es viajar y vivir de una manera disitinta a la q otros lo hacen. Sige asi no dejes de ver la vida y el mundo como lo haces y nos lo expones. Gracias de nuevo por enseñarnos el mundo segun antonio luis. felices fiestas
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