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23 de marzo de 2011

Regalos de Artabán



Hoy he recibido un regalo.

Y ayer también lo recibí, y mañana espero ansioso volver a tenerlo.

Hoy como hace meses, he vuelto a recibir un regalo que adquiere múltiples formas y que no deja de sorprenderme y emocionarme como aquel niño que fui cualquier mañana de seis de enero.

Mi regalo está compuesto por una gigantesca caja, con un inmenso envoltorio que en su interior posee y está repleto de no se qué clases y tipos de sorpresas y presentes.

Mi regalo tiene forma de palabras sinceras, de conversaciones en la distancia, de miradas, de caricias, de reflejos en espejos, de compañía viajera, de piel erizada.

Mi regalo adquiere maneras de “buenos días mi amor”, de paseo por la playa, de subida a una montaña, de sonrisas, de futuro cauto, de miles de fotografías, de sueños.

Mi regalo se presenta como un ángel peregrino, como un susurro al oído, como un consejo permanente, como paciencia extrema.

Mi regalo es amistad, respeto, lealtad, sencillez, valentía, convivencia y por supuesto, amor.

Hay momentos en la vida en los que perdemos la fe y la ilusión por recibir esos regalos que anhelamos, que quizá tuvimos en algún momento, pero que como aquellos "barcos piratas de famobil” se le agotan las pilas, o se pierden las piezas de los mismos como en “tentes” o "parvulín tecleo".

Hubo un momento en mi vida que dejé de tener fe, dejé de profesar en la ilusión y en el destino, como cuando dejé de creer en los Reyes Magos por ejemplo, yo pensaba que aquello que me contó Antonio “El Rubio”, un chavalote del barrio una mañana de recreo, cuando apenas tenía ocho o nueve años, de que los Magos de Oriente no existían, era mentira.

Creía que los Reyes existían.

Y que simple e ingenuo era y lo soy, porque los Reyes existen, y Santa Claus, y Olentzero, el carbonero vasco y también Artabán, el cuarto Rey Mago. Si el cuarto Rey Mago.

Melchor, Gaspar, Baltasar y Artabán.

Y como ese desconocido, aventurero y soñador Rey, nunca tarde pero en su preciso momento llegará, llegará en el momento adecuado en forma de regalo del que aun espero que me quede mucho por descubrir, por desenvolver y por disfrutar como aquellas chocolatinas que aparecían dentro de mis zapatillas cada amanecer del sexto día del año.

No dejemos de pensar en que todos tenemos una visita pendiente de Artabán en forma de diamante de amistad, jaspe de amor, rubí de gratitud o de quien sabe cómo y de que manera.

No olvides que los Reyes Magos existen y que siempre se guardan el mejor de los regalos para el momento perfecto, cuando el pasado es tierra, el presente es vida y el futuro destino.

Lo sabes, ¿verdad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lo sé, lo siento...

TELBAgirl dijo...

PERO COMO SE PUEDE ESCRIBIR CON TANTA ALMA Q BONITO XFAVOR. ME RECOMENDARON EL BLOG HACE POCO Y ES MARAVILLOSO. GRACIAS POR LO Q ESCRIBES. EN CADA TEXTO PARACE Q HAY UN CONSEJO DETRAS. GRACIAS POR TUS REGALOS EN FORMA DE POSTS.